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elpais.com - Los métodos de Jan Karbaat, el médico holandés que
utilizaba su propio semen para inseminar a las pacientes de su clínica
de fertilidad, siguen en entredicho. No solo las engañó durante años y
acabó y acabó engendrando así 49 hijos. Cuando usaba las muestras de donantes anónimos, no se preocupaba de investigar la herencia genética familiar del varón. Una veintena de estos descendientes atribuye ahora las dolencias que les aquejan a dicha falta de controles, y han pedido una compensación. Su abogado ha dicho este viernes que tienen, entre otras afecciones, problemas pulmonares, autismo o reumatismo, y esperan que la familia de Karbaat se haga responsable de los gastos que ello ocasiona.
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