viernes, 31 de marzo de 2023
"Vino viejo en odres nuevos" (I) Gestación subrogada. Debate en Millennium.
Nuevamente en el disparadero, cómo no recordar antiguas entradas sobre el particular, y como decía el clásico: "vino viejo en odres nuevos" . La siguiente, de mayo de 2017:
Por fin un debate pausado y serio sobre la
gestación subrogada. Es un tema polémico, ciertamente, pero precisamente por
eso deberían plantearse las cuestiones con mesura y reflexión, pero,
lamentablemente los foros que he tenido
la oportunidad de ver y escuchar no eran sino jaulas de grillos, donde nadie
escuchaba a nadie. Sin embargo, todo lo contrario ocurrió con el debate
nocturno de Millennium de TVE (@millennium_TVE), moderado por el excelente
profesional Ramon Colom(@colomesmatges) que sabe imponer su mesura, ayudado en
este caso por la presencia de unos excelentes profesionales, que tenían mucho
que aportar a este tema, manteniendo siempre el tono adecuado en un debate que fue muy enriquecedor.
No obstante, tanto por parte de las personas
que a favor estaban de la gestación subrogada como por parte de la única que en
contra se manifestaba, eché en falta – el tiempo es limitado y el tema
inabarcable -que se profundizara sobre las para mí claras diferencias y matices
que hay que establecer entre la gestación subrogada y el vientre de alquiler.
Hace tiempo que distingo entre ambos
supuestos, ya que entiendo que son muy diferentes: En la gestación subrogada la
madre se limita a gestar, es decir accede a que el óvulo fecundado de otra
madre que no puede hacerlo, - en suma, no puede desarrollar el embrión en su
interior no obstante haberse fecundado el óvulo -, anide en su endometrio (la
gestación comienza cuando el óvulo fecundado anida en el endometrio y ocurre en un período que abarca desde los 7 a
los 14 días después de la fertilización, en su medio natural), sirviendo por tanto
como mera receptora, para su desarrollo, de un ser distinto a la misma. La
carga genética, salvo escasísimos matices, es la de los padres naturales. Sin
embargo, el vientre de alquiler tiene un cariz muy distinto: la mujer es
fecundada, entiendo que artificialmente – espero – por un progenitor, pero el
hijo que va a gestar es completamente suyo, porque el óvulo que se fecunda le
pertenece, es en definitiva la madre desde luego desde el punto de vista
genético.
Las
consecuencias de una y otra son radicalmente distintas. En la gestación
subrogada la madre gestante, dejando de lado cuestiones sentimentales evidentes,
obvias e innegables, es un tercero. En el vientre de alquiler, la madre
gestante es la madre natural y plena, y por tanto se desprende de “su” hijo una
vez finaliza la gestación. Matices hay muchos, y más de los que se nos pueden
ocurrir, pues la casuística puede ser incontable, pero no deja de ser cierto
que en este último supuesto se produce una simple compraventa de un hijo. No
nos engañemos, se hace difícil poder pensar en generosidad y altruismo cuando
una madre se desprende de su propio hijo, y resulta obvio que se le tiene que
dar algo a cambio para que lo haga. Es por ello que estos supuestos se centran
sobre mujeres con necesidades económicas y materiales, y es por eso también que
este supuesto me parece éticamente incorrecto y rechazable. Se puede plantear
también si es éticamente correcto el primer supuesto, el de la gestación
subrogada “stricto sensu”, ciertamente, pero a priori la gestación subrogada obedece
a su propio nombre y en este caso no acudimos a la compraventa como forma de
tener descendencia, (incluso aquí la denominación de vientre de alquiler ampararía
más correctamente la realidad), y el cuestionamiento ético sobre si debe o no
haber ánimo de lucro en la madre gestante puede y debe plantearse, pero ya hemos
acotado claramente el terreno donde establecer tales cuestiones.
El
supuesto que hemos denominado compraventa de niños, puesto que la madre -
insistimos, no es meramente gestante, sino que es la madre natural – se ve
obligada por contrato a desprenderse de su propio hijo, por necesidad, nos
sitúa en el borde del precipicio. Las parejas que acuden a este supuesto
conocen de antemano que ese niño tiene una madre natural, - cosa que no ocurre
en la gestación subrogada ya que como hemos dicho la madre gestante se limita a
ubicarlo en su seno - y resulta difícil y extraño entender que se desprenda del
mismo si no es por una necesidad que tiene que ser ajena al orden público,
puesto que es objeto del contrato algo que está fuera del comercio de los
hombres.
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