miércoles, 15 de febrero de 2012

DIAGNÓSTICO GENÉTICO PREIMPLANTATORIO. OPINIONES.

El Diagnóstico Genético Preimplantatorio es un tema controvertido, qué duda cabe. El nacimiento en Sevilla de una niña que – presumiblemente – salvará a su hermano de cinco años, con una grave enfermedad, vuelve a suscitar una sana polémica que entra de lleno en un ámbito de reflexión como es la Bioética. Reproduzco a continuación un excelente artículo de Arcadi Espada - siempre con su bisturí periodístico - y la respuesta de un lector, excelente también.

“La sangre es de Cristo

El Mundo / ARCADI ESPADA/14 de febrero

SE ALARMA Julia en la radio de que los periódicos empleen la expresión bebé medicamento para casos como el de esta niña recién nacida en Sevilla, algunas de cuyas células quizá consigan salvar la vida de su hermano. Comprendo su alarma estética, porque parece que en vez del cordón umbilical la niña lleve un prospecto; pero por lo demás no debe haber alarma ninguna. Los niños siempre han venido con un pan debajo del brazo. Ahora llegan también con su cordoncillo de células y es una gran noticia añadida. La humanidad lleva milenios encargando niños para proyectos concretos, que generalmente tienen que ver con la supervivencia y la felicidad de los padres. Es verdad, sin embargo, que cuando la Iglesia regía de preservativo principal nacieron muchos niños encargados por el célebre doctor Ogino; es decir, niños no deseados: pero tampoco pasa nada: en seguida se hacen con la casa y con el cariño de todos. En circunstancias desahogadas, como las que vive Occidente, los niños nacen porque sí, porque es preciso. Así los tuve yo: sin más plan y porque era mi obligación. Nunca me arrepentiré, porque tener hijos sólo es una elección cuando algo va mal.

El nacimiento de la bebicilina sevillana provocará, como es natural, la reacción de los capellanes. Ya se alteraron visiblemente con la alegría general que provocó un nacimiento similar en 2008, y salieron en seguida a amargarla de un modo sólidamente pintoresco. Sí, sí mucha alegría pero porque no pensáis en la cantidad de embriones muertos (¡o lo peor, muertos de frío!) que ha supuesto la selección genética necesaria para el nacimiento del bebé. Un argumento realmente sorprendente, en lo macro, si se tiene en cuenta que lo que estaba en juego era la vida, no de un embrión, sino de un niño; y también en lo micro: porque el argumento capellán me hizo pensar también sombríamente en la cantidad de hermanitos muertos que se quedaron en el camino de mi espermatozoide único y triunfal, aquella vez (¡al menos una vez decía el glorioso anuncio!) en que conseguí llegar primero, sin posible discusión.

Por lo demás la reacción católica al nacimiento de Sevilla permite comprobar algo realmente insospechado: lo cerca que está la oficialidad católica de una de sus peores y más vulgares sectas. A Jehová, tómese en sentido amplio, parece no gustarle la idea de que la sangre de un hombre pueda salvar la vida de otro".


"Estimado Arcadi Espada:

Encuentro un poco bastante demasiado desenfocado este artículo, al menos desde tres puntos de vista: el moral, el científico y el religioso. Trataré de explicarme.

Hace ya tiempo se publicó una entrevista ¿mutua? suya con Savater acerca del aborto, no recuerdo si en exclusiva o como un tema más entre otros. En aquella entrevista ’à deux’ Savater le hacía notar que, al margen de lo que dispusiera el derecho positivo, el aborto era ineludiblemente un asunto moral. Por lo que dice usted en este artículo, me da la impresión de que aquella admonición de Savater no le ha calado. Entiendo que el meollo moral consiste en respetar o no la vida del embrión y luego feto, y en la valoración de tal respeto o desprecio respecto de la decisión de la madre. En el caso que usted comenta ahora habría que ampliarlo al respeto a los embriones desechados en relación con la vida del hermano ya nacido que se pretende salvar con las células del nuevo cordón umbilical.

Como ya le he comentado en alguna nota anterior, la cuestión es que los embriones son nuevos seres de la especie humana dotados de ADN diferenciado, es decir, que ya llevan consigo su carnet de identidad desde el momento de su misma constitución. En mi opinión, esto es algo que no se puede obviar y que hay que hacer entrar de lleno en la discusión.

En el caso del aborto parece claro que lo que entra en juego es la vida del embrión-feto respecto de la incomodidad objetiva o subjetiva de la madre por tener un hijo, y en mi opinión tal incomodidad debería poder ser soslayable. En este caso que ahora nos ocupa, se trata de salvar un niño ya nacido y con el que ya han convivido sus padres, lo que hace perfectamente comprensible preferir destruir embriones. Me temo no obstante que tal preferencia no evita el dilema moral. Permítame dar un paso en la dirección prohibida: ¿no sería igualmente preferible (o al menos preferido), si es que tal cosa fuera exigible para la eficacia del salvamento, dejar morir al recién nacido para salvar la vida del niño de 5 años? Yo estoy seguro de que sí, de que humanamente sería preferible/preferido; terrible, pero preferible. La ventaja de este atrevimiento indeseable es que retrata más crudamente el problema, retrotrayéndolo de nuevo al problema del caso del aborto: ¿debemos tener derecho a impedir la vida de los embriones y fetos concebidos?

Respecto a cuestiones meramente biológicas, sus afirmaciones acerca de los posibles hermanos malogrados por la selección de un único espermatozoide supongo que son una broma. Ni los espermatozoides ni los óvulos son proyectos de un nuevo ser humano, sino tan sólo partes constitutivas de seres humanos ya existentes, el padre y la madre, con los ADNs respectivos de uno y otra. Los anavulatorios y las masturbaciones carecen por completo de la sustancia moral de la supresión de nuevos seres de la especie humana con sus nuevos ADNs. Los espermatozoides que no penetran el óvulo no son “hermanos desechados”, puesto que sólo hay un óvulo al que fecundar.

Respecto a la cuestión religiosa, quien escribe esto es ateo, con perdón, si bien culturalmente católico como usted y todo el resto del país. Pretender que las pamplinas morales sólo las presentan “los capellanes” podría ser una forma como otra cualquiera de despejar a córner, y sólo puede tener sobre la discusión efectos distorsionadores y tergiversadores. Por otra parte, la Iglesia católica y las Iglesias en general son instituciones humanas cuyo principal objetivo y utilidad para la humanidad es la de transmitir los códigos morales, con el peso de que tales códigos han sido inventados y depurados por la propia humanidad a lo largo de toda su existencia hasta el punto de llegar a constituir un auténtico genoma moral. Tal genoma puede sufrir mutaciones, pero evidentemente no puede ser simplemente despreciado ni pretender que las mutaciones morales consistan en meras posibilidades abiertas por las nuevas habilidades técnicas.

Hasta hace muy pocos años se pretendió que sólo las células embrionarias podían producir células pluripotenciales y, por tanto, los embriones debían ser puestos al servicio de las nuevas terapias previsibles. Posteriormente se constató que otros tejidos no embrionarios sino adultos tenían las mismas capacidades. Creo que conviene intentar compatibilizar las nuevas oportunidades científicas con las también nuevas oportunidades morales y humanas de respeto a los embriones humanos concebidos: en este aspecto del respeto a la vida embrionaria, también debe poder producirse una mutación en nuestro comportamiento personal y social.

Un cordial saludo,

Rafael Pérez"

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